Description
Definitivamente podemos concluir que el oído del hombre es su propio corazón. Desde que estamos en el vientre de nuestra madre el «ser» espiritual es sometido a diversas voces, a través de las cuáles vamos escogiendo en la medida que tenemos conciencia de ellas. Podemos resumir que nosotros no somos más que el resultado de las voces elegidas.
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